A propósito del acompañamiento en el parto hospitalario: Reflexiones de una médica Gineco-Obstetra
Llegaron a mi mente muchas imágenes del camino que como profesional había recorrido. Cientos de rostros y voces de mujeres pariendo en soledad…
En mi entrenamiento como Doula, pretendí pasar de incógnita. Pero mi anonimato duró unos pocos minutos… Después de que mis compañeras de formación narraran sus propias experiencias de parto, tuve que confesar que la mía, se remontaba a la de las cientos de mujeres que yo, como Gineco-obstetra, había acompañado hasta el momento. Entonces el ambiente se puso tenso. En ese mismo instante empecé a sentir como algunas miradas de las allí presentes, se dirigían hacia mí con visos de rabia y resentimiento. Después entendí que lo que yo percibía, no era más que el reflejo de su propio dolor, de sus profundas heridas emocionales aún abiertas.
Llegaron a mi mente muchas imágenes del camino que como profesional había recorrido. Cientos de rostros y voces de mujeres pariendo en soledad. También recordé como hacía algunos años, en esas jornadas nocturnas interminables, mi compañero de turno y yo, dábamos gracias por la presencia de un grupo de fisioterapeutas que por ese entonces acompañaba la sala de partos de una congestionada clínica de la ciudad. Realizaban labor de Doulas sin saberlo. Y para nosotros y nuestras “pacientes” era un alivio contar con ellas. Porque también muchas veces como obstetras y profesionales de la salud estamos en soledad, frente al exceso de trabajo y la presión externa.
Reflexioné sobre la importancia del acompañamiento en el nacimiento. Y sobre la posibilidad de integrar poco a poco la labor de la Doula a nuestros sistemas de salud. Doulas que actúen bajo su código de ética, con mutuo respeto, comunicación y solidaridad. Más allá de la palabra: Doula, preparadora del parto, acompañante del parto, el acompañamiento lo necesitamos todos: mujeres (principalmente) y profesionales. Y fue así, como al finalizar mi formación, hubo una reconciliación en medio de las diferencias. Y sentí como mi voz quizás podría llegar a ser, algún día, la voz de otras mujeres.
Que verdad más grande
La soledad de muchas mujeres pariendo
Trabajo en un paritorio y se de qué hablo
Es preciso la presencia de una doula en los paritorios. Todas saldríamos ganando
Hola Caridad… es cierto… muchas gracias por tu comentario. Es para beneficio de todos. Un saludo!