Maneras distintas para aliviar el dolor del parto: Más allá de la analgesia peridural
Entendí que el primer paso para intentar «aliviar» el dolor del parto en otras mujeres, era «aliviar» la ansiedad que el dolor de parto generaba en mi misma, como acompañante de este proceso…
Es indudable que en los nacimientos hospitalarios el dolor del parto “nos toca” y nos afecta de muchas maneras. Como seres humanos, nos recuerda nuestras propias vivencias en torno a él, ya sea por experiencias de dolor en nosotros mismos, o quizás en alguien cercano. Y cómo profesionales de la salud nos activa, casi que instintivamente, nuestra necesidad de aliviarlo. Ya sea por vocación, o porque de alguna manera puede llegar a incomodarnos. Así que hay una conexión real y otra subjetiva en la forma cómo nos relacionamos con el dolor (con el nuestro y con el del otro). Pero sucede que en el parto, estamos hablando de un dolor diferente. De un dolor “sano”.
Durante mis años de formación como Gineco-Obstetra, no recuerdo haber aprendido otra manera de intentar aliviar el dolor de una mujer durante la labor de parto, que no fuera incentivando una respiración profunda, pronunciando “un tranquila, todo va a estar bien”, o en el mejor de los casos, recurriendo a la analgesia peridural. Y por supuesto que dichas herramientas son válidas. En el caso de la analgesia peridural, cuando es necesaria, y es producto de una elección informada de la mujer, bienvenida sea.
Pero debo reconocer que siempre me acompañó una pequeña sensación de frustración, por no conocer más herramientas para el manejo del dolor, en situaciones en las que no tenía a la mano la posibilidad de una analgesia peridural, o cuando una mujer se encontraba en etapas muy tempranas en su trabajo de parto, o cuando sencillamente una mujer quería un trabajo de parto sin analgesia.
Sólo después de haber sido testigo de otras formas de nacer, y de ver otras realidades, pude re-significar la importancia misma del dolor durante el parto.
Entendí que el primer paso para intentar » aliviar el dolor del parto» en otras mujeres, era aliviar la ansiedad que el dolor de parto generaba en mi misma, como acompañante de este proceso. Tras entender que en los mecanismos neurofisiológicos que explican el “¿por qué?» del dolor del parto, hay unas razones antropológicas que dan razón al “para qué” del dolor del parto, mi visión cambió.
El sólo hecho que una mujer exprese libremente su dolor sano, en sí mismo es una manera de aliviarlo. ¿Quién no lo ha experimentado?. Entendí que un masaje suave, un tono de voz bajo y el acompañamiento, contribuyen a la liberación de endorfinas, esos “anestésicos naturales” que el cuerpo produce durante la labor de parto. Y sobre todo, entendí la importancia del movimiento durante la labor del parto. Una contracción puede percibirse con menos dolor en una posición que en otra.
Porque el dolor en el parto cumple con una función de aislamiento del mundo exterior, para que la neurofisiología del nacimiento fluya. Protege órganos y articulaciones durante el proceso, y se sincroniza con los movimientos del bebé. Finalmente, el dolor durante el parto es una guía en el camino que cada mujer recorre a su manera, para dar vida. Es importante que quienes trabajamos en torno al nacimiento, así lo comprendamos y tengamos a la mano diferentes herramientas además de las farmacológicas para trascenderlo.
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